La realidad trasciende todas nuestras nociones sobre la realidad.
La realidad no es ni cristiana, ni hindú, ni judía, ni advaita vedanta,
ni budista. No es ni dualista ni no-dualista, ni espiritual, ni no espiritual.
Tenemos que llegar a saber que hay más realidad y sacralidad en una
brizna de hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas acerca de
la realidad.
Cuando percibimos desde una consciencia indivisa, encontraremos lo
sagrado en todas las expresiones de la vida. Lo encontraremos en nuestra
taza de té, en la brisa de otoño, en el cepillado de los dientes, en cada
momento de la vida y la muerte. Por lo tanto debemos dejar atrás toda la
acumulacíón de pensamiento condicionado y dejémonos llevar por el hilo
interior de silencio hacia lo desconocido, más allá de donde terminan todos
los caminos a ese lugar donde vamos, inocentemente o no, no una vez sino
continuamente.
Hay que estar donde nadie ha estado antes en completa desnudez, inocencia
y humildad. Hay que estar en esa luz oscura, en ese abrazo sin fundamento,
firme y fiel a la realidad más allá de todo ser -no sólo por un momento sino
siempre, sin fin. Porque entonces eso que es sagrado, indiviso y completo nace
en la consciencia y comienza a expresarse.
-Adyashanti
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