Qué significa orar? ¿Qué mecanismos pone en juego? ¿Qué resultados produce? ¿Esos resultados son tangibles o intangibles? El proceso espiritual requiere primero que nada de una interiorización. El adentrarse en uno mismo, es un camino que está lleno de obstáculos que suelen provocar tropiezos y caídas.
Nos topamos con dificultades que se encuentran tanto en nuestro interior: nuestras pasiones y apegos que impiden que brille la luz pura del alma, así como también en el exterior: sólidas barreras de halagos y demandas que impone el mundo a quien busca elevarse hacia un plano espiritual.
El individuo junto con las circunstancias que lo rodean, se sumerge en un mundo en donde aparentemente no hay solución. Así que sólo le quedan dos opciones: enfocarse en el exterior, tratando de modificar la situación en que se encuentra, o en la introspección y el dominio de sí.
En momentos de crisis, cuando sentimos que no encontramos la ayuda que necesitamos, en ese instante en que las fuerzas para continuar son nulas, es cuando apartamos la mirada de la incertidumbre que nos preocupa y oramos. La plegaria es entonces una súplica, un fervoroso pedido de ayuda.
La plegaria proporciona al que ruega, una reserva de energía. De allí puede extraer el paciente, la fuerza que le permita sobrellevar su enfermedad.
No importa que la plegaria no se efectúe con absoluta concentración, que no se reflexione sobre ella, ni sirva de soporte para la meditación. El recitar de manera mecánica las oraciones, también obra benéficamente sobre el alma del ser que ora, aún cuando sus efectos no siempre se vean de inmediato.
Poco a poco el acto de orar, sea como fuere y donde fuere, trae consigo un mejoramiento de las condiciones generales. Es la puesta en marcha de las capacidades ocultas en el hombre. Nada es imposible ante el poder de la oración. La concordancia con la melodía del universo es el acuerdo mismo con Dios.
La ciencia, el arte y la técnica pueden quedar en deuda con la plegaria al ensanchar ésta el horizonte de cada una de esas disciplinas. Se ha comprobado que el hombre para sobrevivir, tiene tanta necesidad de alimentar su cuerpo como de dar alimento a su espíritu. La plegaria continúa siendo el mejor alimento espiritual al alcance de todos los hombres, ya que hace que florezca la verdadera humildad.
En Occidente, la razón parece muy superior a la intuición. Damos prioridad a la inteligencia antes que al sentimiento. La ciencia resplandece, en tanto la religión se extingue. Por consiguiente, buscamos ante todo desarrollar nuestro intelecto y restamos atención a las actividades del espíritu, tal como el sentido moral, el sentido de lo bello y sobre todo, el sentido de lo sagrado. La atrofia de estas actividades fundamentales hace del hombre moderno un ser espiritualmente ciego.
Sin embargo, lo espiritual muestra ser tan indispensable para tener éxito en la vida como lo intelectual y lo material. Es pues urgente, hacer resurgir en nosotros las actividades mentales que, mucho más que la inteligencia, le dan fuerza a la personalidad. La más ignorada de todas, es el sentido de lo sagrado.
El sentido de lo sagrado se expresa principalmente mediante la plegaria. Ambos dos, plegaria y sentido de lo sagrado dan forma al fenómeno espiritual. En términos generales, la oración consiste en una queja, un grito de angustia, un pedido de ayuda. A veces se convierte en una serena contemplación de lotrascendente de todas las cosas. Así mismo, puede ser definida como una elevación del alma hacia Dios.
La oración encuentra su más alta expresión en un “Arranque de amor a través de la noche oscura de la inteligencia”. Para orar, tan sólo es preciso hacer elesfuerzo de dirigirse a Dios. Este esfuerzo debe ser afectivo y no intelectual. San Luis de Gonzaga decía que el cumplimiento del deber equivale a una plegaria. La mejor manera de comunicarse con Dios es cumplir su voluntad. (Padre nuestro... hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo).
El mejor lugar para orar es en el campo, en las montañas y los bosques, en la soledad del propio cuarto. No obstante, sea cual fuere el lugar, el hombre no encontrará respuesta si antes no establece en sí su calma. La oración fortifica el sentido de lo sagrado y marca a sus fieles con un sello particular: La fuerza de la mirada, la tranquilidad del porte, la serena alegría de la expresión y la firmeza de la conducta.
La plegaria puede ser una variación sobre dos temas: Angustia o Amor. No hay que reducir el sentido de lo sagrado a la angustia experimentada por el hombre frente a los peligros que lo rodean, ni hacer de la plegaria una pócima tranquilizante, un remedio contra nuestro miedo al sufrimiento, las enfermedades y la muerte.
¿Cuál es entonces el sentido de lo sagrado? ¿Y qué lugar le asignamos en nuestra vida? El valor de una técnica se mide por sus resultados. Cualquier técnica para orar es buena cuando pone al hombre en contacto con Dios. El sentido de lo sagrado parece ser un impulso que viene de lo más profundo de nuestra naturaleza, una actividad fundamental.
Corremos un grave riesgo cuando dejamos morir en nosotros alguna capacidad ya sea física, intelectual o espiritual. El sentido de lo sagrado podría ser comparado a la necesidad de oxígeno y la oración tendría cierta analogía con la función respiratoria. Debiera entonces considerársele como el agente de las relaciones naturales entre la conciencia y su medio, como una actividad biológica que depende de nuestra estructura. En otras palabras, como una función normal de nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
El sentido de lo sagrado, en relación a las otras actividades del espíritu, nos pone en comunicación con el mundo espiritual. Por medio de la plegaria, elhombre va hacia Dios y Dios penetra en él. El hombre tiene necesidad de Dios como tiene necesidad de agua o de oxígeno. Junto con la intuición, el sentido moral, el sentido de la belleza y la luz de la inteligencia, el sentido de lo sagrado le brinda la posibilidad de su más plena expresión.
Alexis Carrel."El Poder de la Plegaria"
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