Hace más de 20 años, unos investigadores pusieron en marcha unos experimentos para verificar si la plegaria era eficaz. Dividieron en grupos a diversos pacientes de hospitales, todos ellos gravemente enfermos. Por algunos de ellos se rezaba y por otros no. En todos los casos, se le siguió proporcionando una excelente asistencia médica y, a pesar de ello, el grupo de aquellos por los que se rezaba pareció recuperarse mejor. El resultado fue tanto más sorprendente cuando se descubrió que la persona que realizaba la plegaria no tenía necesariamente que conocer al paciente personalmente ni incluso saber su nombre. Pero no fue hasta 1998 que un equipo de la Universidad de Duke demostró a todos los escépticos que la plegaria tiene tanta fuerza.
Los investigadores tuvieron en cuenta todo tipo de variable, sin olvidar el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y los resultados clínicos. Se estudiaron 150 pacientes que habían sufrido intervenciones cardíacas invasivas; ninguno de ellos sabía que alguien rezaba por ellos. Se pidió a 7 grupos religiosos de todo el mundo que rezaran, entre los que se encontraban Budistas de Nepal, monjas Carmelitas de Baltimore y Jerusalém virtual, una organización que pide a los fieles por correo electrónico que envíen plegarias para pegarlas en el Muro de las Lamentaciones. Los investigadores descubrieron, que los pacientes se recuperaban un 50% mejor si alguien rezaba por ellos.
Incluso antes de estos resultados altamente inquietantes, tal y como lo calificaron los investigadores, el fenómeno de la plegaria había ganado repentinamente una nueva popularidad, aunque olvidaban el punto esencial.
La plegaria es un viaje a la conciencia que conduce a un lugar diferente de aquel al que llevan los pensamientos ordinarios. Nos unimos a ella en un lugar en que no cuentan las atadurascorporales.
La intención de hacerla bien tiene un efecto sobre las ataduras espacio-tiempo; en otras palabras, la plegaria es un suceso cuántico ejecutado por el cerebro. La mayor de todas las pistas que Dios nos ha dejado por encontrar es la Luz.
Deepak Chopra.
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