lunes, 24 de agosto de 2015

ROSARIO DE LA LIBERACION. Explicacion de la Oración

Quiet prayer and contemplation.



INTRODUCCION 
“Si, pues, el Hijo os da la liberta, seréis realmente libres” ( Juan 8,36 ) 
El mundo de hoy que con frecuencia es invadido por sectas satánicas, o corrientes orientales y superstición a donde acuden hasta por curiosidad mucha gente, deja considerables daños de carácter obsesivo y de opresión del maligno, la razón es porque estas prácticas son abominables a los ojos de Dios como dice el texto sagrado: “Cuando hayas entrado en la tierra de Yavé, tu Dios te da,  no imites las malas acciones de aquellos pueblos. Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; que no haya adivinos, ni nadie que consulte los astros, ni hechiceros, que no se halle nadie que practique encantamientos o consulte espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos. Porque Yavé aborrece a los que hacen estas cosas y  precisamente por esa razón los expulsa de ti” (Dt. 18:9-12). 
Hoy con mucha alegría queremos compartir contigo con la certeza de que encontrarás liberación a tus problemas, obsesiones y opresiones una experiencia poderosa que el Señor está realizando en nuestro medio a través del Rosario de la Liberación. 
Este rosario se basa en la Palabra de Dios y debe rezarse con fe para glorificar el nombre poderoso de Jesucristo Nuestro Señor y pedirle la cura, la salvación y la liberación. 
Podemos rezar el Rosario de la Liberación intercediendo por aquellos que el  Señor coloque en nuestro corazón. Debemos, por lo tanto, rezarlo por nosotros mismos, para que seamos purificados en la Sangre de Jesús, a través de la oración ¡Jesús, ten piedad de mí! Solamente así seremos canales abiertos a la gracia de Dios. 
El Rosario de la Liberación debe rezarse por una intención cada vez que se reza:  Conversión, matrimonio, familia, salud, trabajo, parientes, amigos, enemigos (que no deben existir), etc. Cada intención debe corresponder a una tercera parte del rosario. Cuando se reza con el corazón y con la fe en el poder liberador y curador de la Palabra de Dios y del nombre de Jesús, la intercesión toca el corazón de nuestro Dios porque se realiza en el nombre de Jesús y de acuerdo a la Palabra de Dios, y su efecto se hace sentir rápida y poderosamente. 
La oración del Rosario de la Liberación dura aproximadamente ocho minutos. “Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié”. (Ls.55,10-11). 
“Por eso os digo: Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis. (Mc, 11,24). 
¡Atención! La oración del Rosario de la Liberación no excluye, absolutamente, la maravillosa devoción al Rosario de Nuestra Señora. Los textos básicos usados en el Rosario de la Liberación son los siguientes:
Mc.10,46-52; Lc18,9-14; Jn.8,36; Is 53,4-5
ORACION
En tus brazos amorosos Madre Inmaculada confiamos los frutos de este Rosario de la Liberación.
Señor Jesús, queremos alabarte y agradecerte el que Tú, por tu misericordia y piedad, suscitaste esta oración poderosa que produce frutos maravillosos de salud, salvación y liberación en nuestra vida, en nuestra familia y en la vida de las personas por las que oramos. 
¡Gracias, Jesús, por tu infinito amor por nosotros! Padre celestial, nosotros Te amamos, Padre, con toda la confianza de hijos. 
Nosotros nos acercamos a Ti en este momento y clamamos un gran derramamiento de tu Espíritu en nuestro corazón. 
¡Padre! Queremos vaciarnos de nosotros mismos para que el Espíritu Santo pueda venir sobre nosotros. Por eso, delante de la cruz de Jesucristo, renovamos nuestra entrega total e incondicional a Ti. Pedimos perdón de todos nuestros pecados y los colocamos ahora sobre el cuerpo llagado de Jesús. Nosotros nos vaciamos de todas las aflicciones, preocupaciones, angustias y de todo aquello que nos ha quitado la alegría de vivir. Te entregamos nuestro corazón, en nombre de Jesús. 
Padre, colocamos sobre las llagas de Jesús Crucificado todas nuestras enfermedades del cuerpo, del alma y del espíritu; las preocupaciones  con la familia y con el trabajo; los problemas de orden financiero, matrimonial y todas nuestras angustias, incertidumbres y aflicciones. Señor, clamamos el poder  redentor de la Sangre de Jesús. Que esta Sangre venga sobre nosotros ahora para limpiarnos y para purificar nuestro corazón de toda mala conciencia. 
¡Jesús, ten piedad de mí!
¡Jesús ten piedad de nosotros! 
Si, Padre, queremos entregarte nuestras voluntades, flaquezas, miserias y pecados; nuestro corazón, cuerpo, alma y espíritu, en fin todo lo que somos y tenemos: nuestra fe, vida, matrimonio, familia, trabajo, vocación, ministerios. 
¡Llénanos con tu Espíritu, Señor! ¡Llénanos con tu amor, con tu poder y con tu vida!
¡Ven, Espíritu Santo de Dios! ¡Ven en nombre de Jesús! Ven y torna viva dentro de nosotros la Palabra de Dios proclamada a través de la oración del Rosario de la Liberación, y que él opere en cada corazón la gracia de la cura, salvación y liberación, en nombre de Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 
*Nota: Al terminar esta oración damos principio al Rosario de la Liberación rezando el Credo y continuando con las cuentas del Santo Rosario como está indicado. 
ROSARIO DE LA LIBERACION
El Rosario de la Liberación se inicia con el Credo y termina con la oración del Salve . En cada cuenta del Padrenuestro nosotros vamos a proclamar la palabra de Dios”. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres” (Jn 8,36).
Si, por ejemplo, oro por mì mismo, diré (en cada cuenta en vez del Padrenuestro): Si Jesús me libera, seré verdaderamente libre. Si oro por mi familia, diré: Si Jesús libera a mi familia, mi familia será verdaderamente libre. ¡Se está proclamando la palabra de Dios!
En cada cuenta de las Avemarías, oramos:
¡Jesús, ten piedad de mí! ¡Jesús, sáname! ¡Jesús, sálvame! ¡Jesús, libérame!
Si oras por tu familia, deberás rezar en cada cuenta de las Avemarías:
¡Jesús, ten piedad de mi familia! ¡Jesús, sana a mi familia! ¡Jesús, salva a mi familia! ¡Jesús, libera a mi familia!
Y en cada cuenta del Padrenuestro:
Si Jesús libera a mi familia, mi familia será verdaderamente libre.
Si oras por una persona, por ejemplo, José, harás de la siguiente forma:
En cada cuenta del Padrenuestro:
Si Jesús libera a José, José será verdaderamente libre.
En cada cuenta de las Avemarías:
¡Jesús, ten piedad de José! ¡Jesús, sana a José! ¡Jesús, salva a José! ¡Jesús, libera a José!
Después de rezar el Rosario de la Liberación completo, agradece a Jesús por las bendiciones que Él está derramando sobre ti, sobre aquellos por quienes estás intercediendo.
¿Fácil, no? Verás, al final del Rosario de la Liberación, los efectos de la gracia de Dios en ti mismo, en tu familia o en la vida de las personas por quienes tú has intercedido. El Padre celestial les dará la salud, la salvación y la liberación.
La intención que coloques, Jesús la oirá. Ten seguridad de que el Señor Jesús oirá tu clamor y atenderá a tus peticiones porque la Biblia dice que la Palabra no vuelve a Dios sin producir su fruto (ver Is 55,11). Cuando tú proclamas la Palabra del Señor con fe y arrepentido de tus pecados, a través de la oración -¡Jesús, ten piedad de mí! - , ciertamente una victoria muy grande de Jesús, de sus Sangre redentora y de su Palabra se manifestará en tu vida y en la vida de aquellos por los que tú has orado. Jesús vivo te sanará, salvará y liberará.
Nosotros creemos verdaderamente en eso, porque Dios es fiel en el cumplimiento de su Palabra ( ver Jr 1,12 ).
Creemos también porque hemos probado en nuestra propia vida los efectos maravillosos de la oración del Rosario de la Liberación, sin contar los centenares de testimonios que nos llegan, diariamente, desde el momento en que comenzamos a divulgarlo por el programa de radio Jesús te ama y por los ministerios de la Comunidad de Alianza Jesús te Ama.
Oremos:
Señor Jesús, te pedimos perdón por todos nuestros pecados. Pedimos además, en tu nombre, a Dios Padre, que El envíe el Espíritu Santo, derramando en nuestro corazón el don de proclamar tu Palabra, con mucha fe y confianza, a través del Rosario de la Liberación. Te pedimos, Jesús, que por tu poder se manifieste en nuestra vida, que Tú realices milagros y prodigios a través de esta poderosísima oración de fe que no es otra cosa sino la proclamación de tu Palabra.
Amen. ¡Aleluya!
Nuestro corazón ya comienza a llenarse de alegría y de paz, ¿no es verdad?. Si quieres conocer el texto que usamos para proclamar en las cuentas pequeñas correspondientes a las Avemarías, abre tu Biblia en el Evangelio de San Marcos: “Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí” (Mc 10,47 ), dijo el ciego Bartimeo a Jesús, cuando oyó esta oración, se detuvo. Cree firmemente que, cuando tú hagas esta oración con toda confianza - ¡Jesús, ten piedad de mì! - , Jesús se detendrá también.
“Llegan a Jericó. Y al salir de Jericó acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo ( Bartimeo ), un mendigo ciego estaba junto al camino. Al enterarse que era Jesús de Nazareth, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús ten compasión de mí! “ ( Mc. 10, 46-47). Jesús se detuvo. El también va a detenerse a fin de atenderte como lo hizo con el ciego Bartimeo.
“Jesús, dirigéndose a él, le dijo: “¿Qué quieres que te haga? “El ciego le respondió: ´Rabboni, ¡Que vea!` Jesús le dijo: `Vete, tu fe te ha salvado´. Y, al instante, recobró la vista y le seguía por el camino”. (Mc 10,51-52) así como Jesús se detuvo al oir la oración - ¡Jesús, ten piedad de mí! - y le preguntó al ciego Bartimeo: “¿Qué quieres que haga?” y el ciego respondió: “¡Que vea!”, Jesús al oír tu oración - ¡Jesús, ten piedad de mí! - , parará y te preguntará: “¿Qué quieres que te haga?” y tú con toda fe, responderás: ¡Jesús, sáname! ¡Jesús. Sálvame! ¡Jesús, libérame!.
“¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” (Jn 11,40). “Jesús le dijo: “´Ve. Tu fe te ha salvado´”. (Lc 18,42)
“Si tuvieras fe como un grano de mostaza, diríais a este sicomoro: “Arráncate y plàntate en el mar y os obedecería” (Lc 7,6)
“Ahora, bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan” (HB 11,6) “¡Todo es posible para quien cree!” (Mc 9,23).
“Por eso os digo: Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis “ (Mc 11,24)
Jesús atendió el ruego del ciego Bartimeo, del leproso, del centurión que tenía un siervo paralítico…¡y también atenderá tu petición!
“Y dijo, Jesús al centurión: `Anda; que te suceda como has creido´ “ (Mt 8,13)
¿Entiendes ahora el poder que hay en la oración del Rosario de la Liberación?
¡Es el poder de la Palabra de Dios en acción!


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